viernes, 20 de mayo de 2016

Alcances

Señor de Qoylloriti


Se trata de una festividad religiosa que se desarrolla el 20 al 24 de mayo, en las faldas del nevado Ausangate, en la provincia de Quispicanchi – Cusco. 
Dicha actividad  se remonta a los años de 1780 con una historia que se hizo popular, trata de un niño de origen mestizo llamado Manuel, el cual se le apareció a Mariano Mayta (un niño quechua), que pastoreaba en las alturas del nevado en mención. Se hicieron  amigos y posteriormente el padre de Mariano al enterarse, fue a ver a su hijo en las alturas, quedando sorprendido al notar que su ganado había aumentado. En recompensa mandó comprar ropa nueva para Manuel, debido a que el tipo de tela que portaba era similar al usado por el obispo del Cuzco, por los comentarios crecientes, las autoridades eclesiásticas enviaron una comisión en búsqueda del niño aludido.

Un sacerdote local intentó atraparlo y cuando lo consiguió, el niño se transformó en una imagen sobre la piedra. Mariano (el niño quechua) murió de la impresión y fue enterrado bajo una piedra, en donde Manuel fue visto por última vez. La piedra bajo la cual fue enterrado el niño quechua, atrajo a un gran número de devotos indígenas quienes le encendían velas con la finalidad de darle un sentido cristiano a dicho acontecimiento, posteriormente las autoridades religiosas de esa época ordenaron el pintado de la imagen de un Cristo crucificado sobre la piedra a la cual  se le empezó asociar como el Señor de Qoylloriti.

Sin embargo Duccio Bonavia como investigador de trayectoria, bajo la óptica de la arqueología, manifiesta que donde se congregan los peregrinos que se dirigen al Santuario del Señor de Qoylluriti. Las pinturas de dicho abrigo fundamentalmente representa a camélidos, pero hay también unos pocos canidos y unas siluetas esquemáticas que podrían ser humanas. La visita que hacen los peregrinos al abrigo son para waturikuy, es decir para preguntar, adivinar con la ayuda de las pinturas. Es importante saber que el cerro Moro wisa es la deidad de la zona, conocida como Roal. Y la morada de este espíritu es el lugar donde se hallan las pinturas. En estas comunidades indígenas el ganado es considerado como un préstamo en respuesta a las correctas y adecuadas relaciones del hombre con la divinidad. Y para poderse comunicar con ella, hay que hacer una ceremonia en la que se entregan hojas de coca. Y uno de los pedidos de estos pastores de la puna al Señor de la Nieve Blanca, es decir a Qoylluriti, es que él permita el aumento de los hatos de llamas y alpacas, ordenando que ello se cumpla al espíritu del cerro Moro wisa, que es el controlador de la fertilidad (Paz Flores, 1988: especialmente: 218-222). Considero que esta es muy significativa y que nos demuestra que las pinturas forman parte de una cosmovisión compleja y cuya vitalidad sigue presente.

Texto tomado del Prefacio de Duccio Bonavia en el libro
El arte rupestre del Antiguo Perú
Jean Guffroy 1999

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