En la presentación que hace el colega Enrique Vergara Montero dice:
Don Federico Kauffmann Doig, respondió en una entrevista, que luego de
un terrible sismo en
Chachapoyas, sus padres huyeron precipitadamente del lugar y se
desplazaron a Chiclayo, donde le tocó nacer. Pasado el susto, sus padres regresaron
de nuevo a Amazonas.
Allí, asistió a la escuelita de Camporredondo; con nostalgia
trae a su fértil memoria el nombre de algunos de sus compañeritos,
especialmente su "cumpa" Olegano Cubas; como también no deja de
pronunciar con respeto y veneración a su notabilísimo maestro, el chachapoyano
don Luis Homero Chumbe.
Por designios del destino, curiosamente su
promoción del Colegio Nuestra Señora de Guadalupe en Lima, lleva el nombre de
Julio C. Tello, lo que acaso influyó en que decidiera estudiar la profesión de
Arqueología en la Universidad Mayor de San Marcos. Más tarde, le fue
indispensable culminar sus estudios en la carrera
de Historia, para completar su formación y abordar con mayor seriedad el
estudio del pasado ancestral del Perú.
Federico Kauffmann Doig, es uno de aquellos hombres de la Arqueología
peruana que goza de un amplísimo reconocimiento, tanto en el siglo pasado como
en este siglo, su presencia siempre estará acuñada en los manuales o textos que
se escriban sobre la Historia del Perú, simplemente por su infatigable
actividad de investigación como acreditan sus cientos de artículos y decenas de
libros publicados en cada año de su fructífera vida. Es un arqueólogo prolífico,
que cultivó todos los géneros de las ciencias sociales Arqueología, Antropología,
Historia y Etnología, y algunos de sus monumentales libros constituyen éxitos
editoriales en el Perú y el extranjero.
Efectivamente, son más de 400 articulos y decenas
de libros. Para elaborar cada artículo y libro Don Federico Kauffmann Doig,
pone de manifiesto su aguda sensibilidad, disciplina y gran capacidad crítica, apoyadas
por una riquísima información de campo, que registra y al mismo tiempo ilustra,
haciendo de su obra un valioso documento de agradable asimilación, perdurable y
científico.
No puedo negar su servicio a la Patria, con
persistente defensa de la integridad de nuestro patrimonio arqueológico, como
lo refiere él mismo ".....cada día en muchas oportunidades, desde mi
trinchera personal y por lo mismo débil, lo que me impedía salir adelante con mi
lucha contra personas corruptas que atentaban contra el patrimonio
arqueológico, eran las que capitaneaban el lnstituto Nacional de Cultura
(lNC)..."; irónicamente es propuesto como Director del Instituto
Nacional de Cultura, manifestando al Presidente
García que, si bien aceptaba honrado el cargo que le ofrecía, aquello
significaba tener que incursionar en el mismo "lnfierno del Dante" y
esto sin la "mano protectora de Beatrice....", sin más ni más el
presidente no vacilo en cambiar su decisión, invitándole a que fuera a Alemania
en calidad de Embajador. En esos años, al margen de las funciones diplomáticas,
se ocupó de difundir en Europa las riquezas de nuestro grandioso patrimonio arqueológico.
De toda su frondosa producción bibliográfica, la obra que marcó
nuestras vidas, fue su monumental libro: MANUAL DE ARQUEOLOGÍA PERUANA, editada
en 1969, por la editorial PElSA; la cual encaminó y selló nuestra
identificación profesional como arqueólogos, y que sin conocer al autor, se
convirtió en un gran maestro cotidiano, que nos llevó de la mano a conocer la
trama
admirable de nuestras diversas culturas pre-hispánicas que florecieron
en estas tierras andinas. Come lo refieren: Roger Ravines (2011): "Los
estudiantes universitarios, y, por qué no decirlo, los propios arqueólogos
tuvieron en ese reclamado Manual el dato necesario al alcance de la mano, o la
pluma. Naturalmente, que no siempre se ha tenido la hidalguía de reconocer su
valor, minimizando su interés y soslayando su importancia. No hay que olvidar
que en los años setenta se instalaba definitivamente en el gremio, el fenómeno
de la intriga, importado de la sierra central, y se hacía patético en la mente
ofuscada de unos pocos Lorenzo Huertas
Vallejos, reafirma (2011):".....él MANUAL DE ARQUEOLOGÍA PERUANA, dio
muchas luces sobre todo a los maestros del Perú, simultáneamente organizó el
"Primer seminario de historia del Perú”, para los profesores primarios y secundarios,
afluyeron de todo el Perú, quienes le brindaron su reconocimiento y
agradecimiento".
A partir de la década de 1980, el Dr. Federico Kauffmann Doig ha
dedicado sus mejores esfuerzos a estudiar la zona donde pasó sus años
infantiles y que él denomina los Andes Amazónicos, fruto de ello, tenemos sus admirables
libros: Los Chachapoya(s): Moradores ancestrales de los Andes Amazónicos
peruanos (Lima 2003) y Constructores de Kuélap y Pajaten, los Chachapoyas (Lima
2010), son libros de síntesis y búsqueda, un intento de aprehender a los
ancestros de esos purunmachos que pueblan los farallones del Utcubamba y sus tributarios.
Hoy, como consecuencia de nuestro ejercicio profesional, he logrado
cimentar una gran amistad con el Dr. Kauffmann, al que reconozco a través de
esta semblanza:
FEDERICO KAUFFMANN DOIG
Fe y coraje
En cada minuto
De tu vida
Entregaste para
Rastrear el
Infinito mundo del hombre andino ancestral,
tanto de
Costa, sierra y selva. Tu
Objetivo fundamental fue la totalidad, alada a
tu sagaz observación. Eres el
Káiser de Arqueología Peruana, imponiendo
Amor y pasión inmensa por este milenario
Universo peruano que supiste estudiar con
Finesa, en cada
Fuente, vasija, textil, adobe, piedra y metal década
cultura
Magistral que supiste admirar y sigues
Ayudando con tus años añejos a difundir y
valorar en cada
Nación del mundo, en cada peruano que
Navega en tu brillante: “Manual de Arqueología
Peruana”
Divinidades del antiguo hombre peruano con sus
iconos y sus
Odas míticas, supiste decodificar, como fiel e
Intrépido artífice de la filigrana, a cuestas
con tu
Generosa sabiduría de amauta, y así, en honor a
la verdad, convirtiéndote en un hombre de una sublime sencillez y humildad.
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