SEMBLANZA DE DON MÁXIMO RICARDO DIAZ DIAZ, A
70 AÑOS DE LA CREACIÓN
DEL MUSEO DE ARQUEOLOGÍA, ANTROPOLOGÍA E HISTORIA DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL
DE TRUJILLO
Revista del
Museo de Arqueología,
Antropología
e Historia
2009, No. 11, pág 333-336
Resumen
El presente
artículo versa sobre aspectos biográficos de don Máximo Ricardo Díaz Díaz,
quien fuera iniciador y fundador del Museo de Arqueología, Antropología e
Historia de la
Universidad Nacional de Trujillo. Durante los últimos ocho años
se examinaron fotografías, dibujos, apuntes y cuadernos de notas que integran
el Archivo que lleva su nombre, un verdadero testimonio de una vida signada por
una gran vocación y dedicación por la investigación de la prehistoria peruana,
la enseñanza y la preservación del patrimonio cultural.
Palabras claves: Máximo Ricardo Díaz Díaz,
Museo de Arqueología, Antropología e Historia, Universidad Nacional de Trujillo
El estudio minucioso del Archivo Díaz Díaz
que realizamos en distintas temporadas a lo largo de los últimos 8 años, incluyó
tareas de digitalización y sistematización de la información contenida en
diversas fuentes documentales. A medida que la tarea avanzaba pudimos
vislumbrar en forma cabal a la persona e investigador que fue don Máximo Ricardo
Díaz Díaz, un hombre que a través del trabajo silencioso y perseverante,
cargado de vocación y entrega, dedicó su vida a la investigación de la
arqueología peruana.
Este estudioso nació en Ascope el 18 de
noviembre de 1898. De formación autodidacta, sin academia o maestros, alcanzó
un amplio dominio del dibujo y la acuarela, conocimiento que le sería de
importancia fundamental para la documentación de sitios y contextos culturales
al tiempo de iniciarse en los trabajos arqueológicos. A este respecto, podemos
afirmar que integró un grupo selecto de estudiosos pioneros que centraron las
actividades de investigación en la costa norte peruana. Las libretas de campo
que dan cuenta de tales estudios cubren un amplio período de tiempo y muestran
una documentación minuciosa y precisa de estratigrafías, detalles arquitectónicos,
contextos de sepulturas, nombres de huacas, etc. Describió sitios arqueológicos
tales como Chiquitoy, Chan Chan y Huancaco así como muchos otros localizados a
lo largo de las cuencas de los ríos Chicama, Moche y Virú.
Entre los años 1926 y 1938 se
destacó por la labor que realizó como conservador e investigador del Museo
Rafael Larco Herrera en la ex Hacienda de Chiclín, y en 1939 se le encargó la
creación del Museo de Arqueología de la Universidad Nacional
de Trujillo, que concretó el 1 de abril de 1939. Durante su gestión como
Director del mismo, se logró la donación de la colección del Dr. Belsario Vélez
López, que constituyó un valioso patrimonio inicial para la Institución. Con
posterioridad se integraron a dicho acervo cultural, los materiales
arqueológicos procedentes de las excavaciones que realizó en compañía de Hans
Horkheimer en la Huaca
de la Luna.
En lo que se refiere a la defensa del
patrimonio cultural, M. R. Díaz Díaz escribió “Quien quiere su historia, quiere a su patria. Quien quiere a su patria,
velará su patrimonio”… “Estas ruinas
reclaman de usted su respeto y protección”. De manera incansable e
imaginativa, generó varios proyectos a favor del conocimiento y resguardo del
patrimonio, como lo exhiben los escritos que cursó a las autoridades de aquel
entonces, buscando calar hondo en la conciencia de las mismas y de la ciudadanía
en general. Consecuente con sus ideales, cuando integró el Patronato Arqueológico
de La Libertad
en 1946, participó en decomisos de colecciones procedentes de saqueos y en el
resguardo del complejo arqueológico de Chan Chan. En un contexto poco favorable
para este tipo de acciones, dejó evidencia fotográfica de los atentados a que
estaban sometidos los sitios arqueológicos en forma casi cotidiana, frente a la
indiferencia de las autoridades gubernamentales del momento. Asimismo, en el
contexto de sus actividades en el Patronato, fomentó distintas áreas de las
actividades culturales trujillanas.
La investigación de campo y la documentación
detallada de los hallazgos que realizó M. R. Díaz Díaz, así como las
publicaciones respectivas, constituyeron un aporte de gran valor para la
reconstrucción del pasado prehispánico peruano. Estudiosos nacionales y
extranjeros con quienes compartió proyectos reconocieron la rigurosidad de sus
registros, que en la actualidad se pusieron al alcance de estudiantes, arqueólogos
y público en general, a través de la edición del CDROM “Archivo Arqueológico
Peruano”.
En la década de 1940, este investigador centró
sus esfuerzos en el estudio de la cultura Chimú, en particular, intervino en
las tareas de preservación de Chan Chan. Además llevó a cabo trabajos arqueológicos
en diversos puntos de la región, visitó Tantarica y en los años siguientes
Marcahuamachuco y Santiago de Chuco, remarcando la enorme importancia de esta
parte de la región de la serranía liberteña.
Numerosas expediciones extranjeras contaron
con la presencia y trabajo de don Max R. Díaz Díaz, basta mencionar su
participación en los trabajos de campo en la huaca Toquen con Wendell C.
Bennett en 1942, y con Gordón R. Willey en el Castillo de Huancaco en el valle
de Virú en 1953.
En carácter de delegado por la Universidad de
Trujillo, realizó observaciones etnográficas en la zona de Contumazá, en
particular destaca la descripción de los aspectos constructivos de las
viviendas.
Por otra parte, también se destacó como
docente, tarea en la cual volcó toda su experiencia y conocimientos, desde 1942
enseñó en colegios locales, tales como San Juan, Seminario y Hermanos Blancos
entre otros. En el colegio San Juan impulsó la creación de un Museo Arqueológico
escolar.
Don Máximo Ricardo Díaz Díaz fue un hombre
que vivió en forma apasionada y comprometida su vocación por el conocimiento
del pasado peruano y la preservación del patrimonio cultural; la muerte lo sorprendió
el 2 de mayo de 1972, rodeado por el amor de su familia y el cariño y respeto
de colegas y amigos.
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